viernes, 30 de noviembre de 2007

Evolucion de los Seres Vivos

El progreso que se aprecia cuando observamos el desarrollo de la materia, en general, resulta manifiesto cuando nos fijamos en la evolución de los seres vivos; su movilidad, su ecumenismo, su evidente ordenamiento en una escala que va desde lo simple a lo complejo, de lo inferior a lo superior, son hechos que han atraído la atención de innumerables pensadores a lo largo de toda la historia de la humanidad. Pero fue Charles Darwin el primero en dar una explicación materialista, científica, fundamentada y coherente, de la evolución biológica, una explicación de la transformación de las especies y de su origen; con su obra podemos decir que comienza la biología científica.

Sin embargo, y siempre dentro de este contexto revolucionario y científico de su teoría, justo es reconocer algunos de sus errores más destacados. K. Marx y F. Engels, públicos admiradores y defensores de la obra de Darwin, ya hicieron en su tiempo algunas observaciones críticas a los puntos más débiles e ideologizados de la teoría darwinista, que consideraremos más adelante. Esta crítica no tiene, desde luego, nada que ver con las interpretaciones realizadas por algunos sectores neodarwinistas de la obra de Darwin, que han llevado hasta tal punto las deformaciones de su teoría, que ésta resulta irreconocible.

Roto el mito teológico de la inmutabilidad de las especies y demostrada su variabilidad y sus transiciones de unas a otras, la tarea más importante a la que se enfrenta, incluso hoy día, la ciencia biológica consiste en buscar las causas que producen esa variabilidad biológica y esas transiciones y, en fin, explicar por medio de ellas la evolución de los seres vivientes. Esta tarea, de la que se ocupó Darwin -aunque no pudo resolverla-, enfrenta en la actualidad a las diversas escuelas filosófico-biológicas, las cuales se disputan la verdad del hecho evolutivo desde posiciones a veces encontradas y otras antagónicas. Es un hecho reconocido que existen tantas de esas escuelas como tantas son las causas atribuibles a la variabilidad de las especies y a su evolución.

Dos concepciones fundamentales y opuestas sobre la interpretación del hecho evolutivo sobresalen de las demás: una, metafísica, que hace hincapié en la inmutabilidad de las especies; otra, dialéctica, que pone el acento en sus transformaciones. Sus profundas connotaciones ideológicas y políticas alcanzaron, en otro tiempo, altas cotas de virulencia, llegando a ser parte no sólo de la lucha de ideas a nivel teórico y práctico de la biología, sino hasta una manifestación más de la lucha de clases. Así resultó ser la polémica desatada después de la II Guerra Mundial entre el biólogo Lysenko y sus partidarios, contra sus adversarios mendelistas, weissmanistas y morganistas, polémica que terminó por convertirse en una verdadera lucha a nivel de estados y sistemas sociales. Si bien aquel episodio se consideró zanjado, es frecuente encontrar discusiones que nos lo recuerdan, lo que nos demuestra que el fondo filosófico-biológico de aquel debate aún perdura, de una u otra forma, en las distintas escuelas evolucionistas.

Y esto ocurre así pese a que reconocidos biólogos insistan, tan obstinada como inútilmente, en la necesidad de deslindar lo biológico de lo filosófico, cosa por lo demás imposible -hasta que la ciencia no llene, claro está, por medio de la abultada abundancia de datos, pruebas y fenómenos de todo tipo, las lagunas que se ve obligado a llenar el pensamiento con sus hipótesis y conjeturas-. También es frecuente observar cómo los que más insisten en ese deslindamiento son luego los primeros en emprender santas cruzadas contra el materialismo y la dialéctica con claros propósitos ideológicos y hasta políticos.

No es, pues, nuestra intención avivar viejas polémicas, aunque necesariamente tendremos que remitirnos a ellas; únicamente pretendernos criticar, desde posiciones filosóficas, algunos de los aspectos más destacados de la ciencia biológica moderna, así como algunas teorías actuales que nos ha sido posible conocer, al tiempo que demostrar la vigencia del pensamiento materialista y dialéctico en este campo de las Ciencias Naturales.

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